Son los hermanos de Marta y formaban la familia de Betania tan querida y tan frecuentada por Jesús. El Evangelio de san Juan (Jn 11) narra extensamente la resurrección de Lázaro realizada por Cristo. Ante la muerte de su amigo, Jesús lloró, y los judíos comentaron: «Mirad cómo le quería» (Jn 11,36). A lo que nos dicen los evangelios, se han añadido multitud de leyendas, como la de hacerlo obispo de Marsella, u obispo y mártir de Chipre. Sobre María de Betania los evangelios traen momentos de gran intensidad espiritual, como su diálogo con Jesús momentos antes de la resurrección de Lázaro (Jn 11,28ss), o cuando María ungió los pies de Jesús en Betania antes de la Pasión (Jn 12,1ss), o la escena en que María, también en Betania, estaba sentada a los pies del Señor escuchando su palabra y, cuando Marta se quejó de que su hermana no la ayudaba, Jesús acabó diciéndole: «María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán» (Lc 10,38ss).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
lunes, 29 de julio de 2013
Pensamiento Franciscano
En su Testamento dice santa Clara a las hermanas: «Amándoos mutuamente con la caridad de Cristo, mostrad exteriormente por las obras el amor que tenéis interiormente, para que, estimuladas por este ejemplo, las hermanas crezcan siempre en el amor de Dios y en la mutua caridad» (TestCl 59-60).
Santa Marta
Era hermana de María y de Lázaro, la familia de Betania amiga de Jesús, en cuya casa el Señor se encontraba muy a gusto. San Juan nos dice que «Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro» (Jn 11,5). Dos escenas del evangelio nos lo evidencian. Marta acogió en su casa a Jesús; éste se entretenía con María; Marta se quejó de la falta de colaboración de su hermana, y entonces escuchó el dulce reproche de Señor que establece la jerarquía de valores: «Marta, Marta, una sola cosa es necesaria» (Lc 10,41-42); Marta hospedó al Señor y le sirvió con esmero. No menos emotivo es el episodio de la resurrección de Lázaro, y el diálogo que la precede entre Jesús y Marta cuando ésta sale a su encuentro y acaba confesando: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, que has venido al mundo» (Jn 11,27).
Oración: Dios todopoderoso, tu Hijo aceptó la hospitalidad de santa Marta y se albergó en su casa; concédenos, por intercesión de esta santa mujer, servir fielmente a Cristo en nuestros hermanos y ser recibidos, como premio, en tu casa del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
domingo, 28 de julio de 2013
Pensamiento Franciscano
De la Regla de santa Clara: «Las hermanas atiendan
a que sobre todas las cosas deben desear tener el Espíritu del Señor y su santa
operación, orar siempre a él con puro corazón y tener humildad, paciencia en la
tribulación y en la enfermedad, y amar a esos que nos persiguen, nos reprenden
y nos acusan, porque dice el Señor: Bienaventurados los que padecen
persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Mas el
que persevere hasta el fin, éste será salvo» (RCl 10,8-13).
viernes, 26 de julio de 2013
San Joaquín y Santa Ana
Una antigua tradición,
que arranca del siglo II, atribuye estos nombres a los padres de la Santísima
Virgen María. Los evangelios no nos hablan de ellos. Las noticias sobre los
mismos nos han sido transmitidas por los escritos apócrifos, en particular el
Protoevangelio de Santiago, del siglo II. Éste cuenta que Joaquín contrajo
matrimonio a los veinte años con Ana, perteneciente como él a la tribu de Judá
y al linaje de David. Procedentes de Galilea, se instalaron pronto en
Jerusalén, cerca de la piscina Probática, en la que Jesús curó a un paralítico.
La actual iglesia de Santa Ana recuerda esta tradición, aunque según otra, la
casa de los abuelos de Jesús estaría en Séforis (Galilea). Ser los padres de
María es mucho.
Oración: Señor, Dios de
nuestros padres, tú concediste a san Joaquín y a santa Ana la gracia de traer a
este mundo a la Madre de tu Hijo; concédenos, por la plegaria de estos santos,
la salvación que has prometido a tu pueblo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Pensamiento Franciscano
San Francisco escribió a
santa Clara y a sus hermanas: «Yo, el hermano Francisco, pequeñuelo, quiero
seguir la vida y la pobreza del altísimo Señor nuestro Jesucristo y de su
santísima Madre, y perseverar en ella hasta el fin; y os ruego, mis señoras, y
os aconsejo que siempre viváis en esta santísima vida y pobreza» (UltVol 1-2).
jueves, 25 de julio de 2013
Santiago El Mayor, Apóstol
Patrono de España. Nació
en Betsaida; era hijo de Zebedeo y hermano del apóstol Juan. Jesús, pasando
junto al lago de Galilea, vio a los dos hermanos, que estaban repasando las
redes, y los llamó a su seguimiento. Junto con su hermano y Pedro, Santiago fue
uno de los tres discípulos más cercanos a Jesús, en la curación de la hija de
Jairo (Mc 5,37), en la Transfiguración (Mt 17,1), en Getsemaní. Por su carácter
pronto e impetuoso, el Señor le impuso a él y a su hermano el sobrenombre de
«hijos del trueno» (Mc 3,17). Fue decapitado por Herodes Agripa en Jerusalén el
año 44. Desde la antigüedad está muy difundida la persuasión de que Santiago
predicó el Evangelio en los confines de Occidente, o sea, en España, y de que
sus discípulos recogieron sus restos en Jerusalén y vinieron a enterrarlos en
lo que hoy es Compostela. Su sepulcro, a lo largo de la Edad Media y hasta
nuestros días, es meta de innumerables peregrinaciones de toda la Cristiandad.
Oración: Dios todopoderoso y
eterno, que consagraste los primeros trabajos de los apóstoles con la sangre de
Santiago, haz que, por su martirio, sea fortalecida tu Iglesia y, por su
patrocinio, España (nuestro pueblo) se mantenga fiel a Cristo hasta el final de
los tiempos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Pensamiento Franciscano
San Francisco escribió a
todos los fieles: «Amemos a Dios y adorémoslo con corazón puro y mente pura,
porque Él mismo, buscando esto sobre todas las cosas, dijo: Los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad» (2CtaF 19).
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