Una antigua tradición,
que arranca del siglo II, atribuye estos nombres a los padres de la Santísima
Virgen María. Los evangelios no nos hablan de ellos. Las noticias sobre los
mismos nos han sido transmitidas por los escritos apócrifos, en particular el
Protoevangelio de Santiago, del siglo II. Éste cuenta que Joaquín contrajo
matrimonio a los veinte años con Ana, perteneciente como él a la tribu de Judá
y al linaje de David. Procedentes de Galilea, se instalaron pronto en
Jerusalén, cerca de la piscina Probática, en la que Jesús curó a un paralítico.
La actual iglesia de Santa Ana recuerda esta tradición, aunque según otra, la
casa de los abuelos de Jesús estaría en Séforis (Galilea). Ser los padres de
María es mucho.
Oración: Señor, Dios de
nuestros padres, tú concediste a san Joaquín y a santa Ana la gracia de traer a
este mundo a la Madre de tu Hijo; concédenos, por la plegaria de estos santos,
la salvación que has prometido a tu pueblo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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