San
Francisco cierra su Testamento con esta bendición: -Todo el
que guarde estas cosas [la Regla], en el cielo sea colmado de la bendición del
altísimo Padre y en la tierra sea colmado de la bendición de su amado Hijo con
el santísimo Espíritu Paráclito y con todas las virtudes de los cielos y con
todos los santos. Y yo, el hermano Francisco, pequeñuelo, vuestro siervo, os
confirmo, todo cuanto puedo, por dentro y por fuera, esta santísima bendición
(Test 40-41).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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