Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, Padre
santo y justo, te damos gracias porque, así como por tu Hijo nos creaste, así,
por el santo amor con que nos amaste, hiciste que Él, verdadero Dios y
verdadero hombre, naciera de la gloriosa siempre Virgen María, y que nosotros
fuéramos redimidos por su cruz y sangre y muerte (1 R 23,3).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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