Esta fiesta, que se llama también "La
Candelaria", celebra el episodio que narra san Lucas. Cuando llegó el
tiempo de la purificación de María, a los 40 días del parto, llevaron a Jesús a
Jerusalén para presentarlo al Señor y así cumplir su santa Ley. En el templo
les salió al encuentro el anciano Simeón, hombre justo y que esperaba la
consolación de Israel. El anciano anunció a María su participación en la Pasión
de su Hijo, y proclamó a éste "luz para alumbrar a las naciones". De
ahí que los fieles, en la liturgia de hoy, salgan al encuentro del Señor con
velas en sus manos y aclamándolo con alegría. Es una fiesta fundamentalmente
del Señor, pero también celebra a María, vinculada al protagonismo de Jesús en
este acontecimiento por el que es reconocido como Salvador y Mesías
Oración: Dios todopoderoso
y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de
nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual
modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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