[Murió el 24
de agosto y su memoria se celebra el 23 del mismo mes]. Nació en
Lima (Perú), en el seno de una familia numerosa de origen español, el año 1586.
Viviendo de niña en su casa, se dedicó ya a una vida de piedad y austeridad.
Desde jovencita sintió deseos de abrazar la vida claustral en las clarisas,
pero su madre se opuso y optó por permanecer virgen en el mundo. Por eso rehusó
el matrimonio que sus padres le proponían y en 1606 tomó el hábito de la Orden
Tercera de Santo Domingo.
Su modelo fue
santa Catalina de Siena. Construyó una especie de eremitorio en un rincón del
jardín de su casa; se dedicó a la práctica de severas penitencias y gozó de
alta contemplación y de experiencias místicas. También acomodó su casa para
atender a los niños y a los ancianos abandonados, en especial los de origen
indio. Ardió en celo por la salvación de los pecadores y de los indígenas, por
los que se sometía a grandes sacrificios. Los últimos años de su vida los pasó
con unos cónyuges muy religiosos que la querían de verdad. Murió en Lima el 24
de agosto de 1617.
Oración: Señor, Dios
nuestro, tú has querido que santa Rosa de Lima, encendida en tu amor, se
apartara del mundo y se consagrara a ti en la penitencia; concédenos, por su
intercesión, que, siguiendo en la tierra el camino de la verdadera vida,
lleguemos a gozar en el cielo de la abundancia de los gozos eternos. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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