Tres años antes de
su muerte y unos quince días antes de la Navidad, Francisco llamó a su amigo
Juan y le dijo: «Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Señor,
date prisa en ir allá y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo
celebrar la memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna
manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado
en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno» (1 Cel
84).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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