Nació en Fain-les-Moutiers (Borgoña, Francia) el año
1806. Sus padres tuvieron diez hijos y, al quedar huérfana de madre a los nueve
años, tuvo que ayudar a su familia y no pudo frecuentar la escuela. A los 24
años ingresó en las Hijas de la Caridad en París. Durante el noviciado tuvo
apariciones de san Vicente de Paúl, de Cristo Rey y, sobre todo, de la
Inmaculada. La más famosa tuvo lugar el 27 de noviembre de 1830. La Virgen se
le presentó vestida de blanco con manto azul, corona de estrellas, el mundo a
sus pies, pisando la serpiente, y con los brazos y manos dirigidos al mundo,
desde los que se vierten sobre éste rayos significativos de la gracia divina.
La Virgen le pidió que se acuñara una medalla con esos rasgos, y es la llamada
«Medalla Milagrosa». Catalina contó a su confesor sus experiencias místicas y,
por lo demás, guardó silencio, vivió en humildad y murió en París el 31 de diciembre
de 1876.
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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