«Ahora
-decía san Francisco a sus hermanos-, después que hemos dejado el mundo, no
tenemos ninguna otra cosa que hacer sino seguir la voluntad del Señor y
agradarle a él. Guardémonos mucho de ser terreno junto al camino, o rocoso o
espinoso, según lo que dice el Señor en el Evangelio: La semilla es la
palabra de Dios, y la que cayó junto al camino...» (1 R 22,9-12).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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