De la
carta de san Francisco a todos los fieles: «¡Oh cuán glorioso y santo y grande,
tener un Padre en los cielos! ¡Oh cuán santo, consolador, bello y admirable,
tener un esposo, el Espíritu! ¡Oh cuán santo y cuán amado, placentero, humilde,
pacífico, dulce, amable y sobre todas las cosas deseable, tener un tal hermano
y un tal hijo!, que dio su vida por sus ovejas y oró al Padre por nosotros
diciendo: Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado» (2CtaF 54-56).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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