Luego de emprender el viaje y de haber
llegado a Espoleto para continuar hasta la Pulla, se sintió enfermo. Empeñado,
con todo, en llegar hasta la Pulla, se echó a descansar, y, semidormido, oyó a
alguien que le preguntaba a dónde se proponía caminar. Y como Francisco le
detallara todo lo que intentaba, aquél añadió: «¿Quién te puede ayudar más, el
señor o el siervo?» Y como respondiera que el señor, de nuevo le dijo: «¿Por
qué, pues, dejas al señor por el siervo, y al príncipe por el criado?» Y
Francisco contestó: «Señor, ¿qué quieres que haga?» «Vuélvete -le dijo- a tu
tierra, y allí se te dirá lo que has de hacer» (TC 6).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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