Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres virgen hecha Iglesia, y elegida por el santísimo Padre del cielo, consagrada por Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien (SalVM 1-3).
Fuente: Directorio Franciscano - Año Cristiano Franciscano
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