Dice Jesús en el Evangelio: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (Mt 5,8). Y comenta san Francisco: --Son verdaderamente limpios de corazón quienes desprecian las cosas terrenas, buscan las celestiales y no dejan nunca de adorar y ver, con corazón y alma limpios, al Señor Dios vivo y verdadero.
Fuente: Directorio Franciscano - Año Cristiano Franciscano
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