Dice san Francisco en su Carta a la Orden: «El Señor
del universo, Dios e Hijo de Dios, de tal manera se humilla, que por nuestra
salvación se esconde bajo una pequeña forma de pan. Ved, hermanos, la humildad
de Dios y derramad ante él vuestros corazones (Sal 61,9); humillaos
también vosotros para que seáis ensalzados por Él. Por consiguiente, nada de
vosotros retengáis para
vosotros mismos, a fin de que os reciba todo enteros el que se os ofrece todo
entero» (CtaO 27-29).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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