Dice san Francisco en su Carta a toda la Orden:
«Ruego a mi señor el ministro general, que haga que la Regla sea observada por
todos, y que los clérigos recen el oficio con devoción en la presencia de Dios,
no atendiendo a la melodía de la voz, sino a la consonancia de la mente, de
forma que la voz concuerde con la mente, y la mente concuerde con Dios, para
que puedan aplacar a Dios por la pureza del corazón y no recrear los oídos del
pueblo con la sensualidad de la voz» (CtaO 40-42).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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