Llegando al 3er. Domingo de Cuaresma, el
Evangelio nos presenta a Jesús molesto e indignado al llegar al templo y ver a los mercaderes (Juan 2,13-25). Lo importante aquí son las palabras de Jesús,
cuando le contesta a los judíos: “Destruid
este templo y en tres días lo levantaré”.
Las palabras de Jesús sonaron fuertes para
aquellos judíos que no entendían que la grandeza de Señor no era la
reconstrucción física del templo sino la reconstrucción del alma y la salvación
del hombre con la resurrección, venciendo a la muerte y al pecado.
Por esta Grandeza Divina que el Señor
manifiesta y comparte con cada uno de nosotros, les invito a buscar en nuestro
interior y reafirmar nuestra fe leyendo y reflexionando sobre el siguiente
texto:
Cuando
fallan todas las seguridades, cuando todos los apoyos humanos se han derrumbado
y han desaparecido los atavíos y las vestiduras, el hombre, desnudo y libre,
casi sin pretenderlo, se encuentra en las manos de Dios.
Paz y Bien
JS - Eques Christi
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