Celano dice de Francisco: -¿Qué lengua puede expresar la compasión que tuvo este hombre para con los pobres? Poseía, ciertamente, una clemencia ingénita, duplicada por una piedad infusa. Por eso, el alma de Francisco desfallecía a la vista de los pobres; y a los que no podía echar una mano, les mostraba el afecto. Toda indigencia, toda penuria que veía, lo arrebataba hacia Cristo, centrándolo plenamente en él. En todos los pobres veía al Hijo de la señora pobre llevando desnudo en el corazón a quien ella llevaba desnudo en los brazos (2 Cel 83).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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