Tomás de Celano refiere que san Francisco dijo
una vez: «Hay que atender con discreción al hermano cuerpo para que no provoque
tempestades de flojera. Quítesele toda ocasión de protesta, no sea que llegue a
sentir fastidio de velar y de perseverar reverente en la oración. Porque podría
decir: "Desfallezco de hambre, no aguanto sobre mí el peso de tus
prácticas". Pero, si protestase así después de haberse alimentado lo
bastante, sábete que el jumento perezoso necesita ser espoleado y que al asno flojo
le aguarda el aguijón» (2 Cel 129).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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