Por Jacques Vidal, OFM
3. Misión
Francisco de Asís envió muy pronto a sus
frailes a anunciar el evangelio en la península italiana y luego en diversos
países de Europa. Él mismo viajó a Oriente. La expansión apostólica es una de
las tareas de la orden. Ésta, como las otras familias espirituales, se adaptó a
las diferencias culturales y religiosas al servicio de una verdad que hace a
los hombres libres en Jesucristo. Tal exigencia, ligada al estado de un mundo
en vías de unificación, reclama la experiencia franciscana de unidad y de
fraternidad y la hace oportuna. Francisco de Asís se encuentra hoy en la
encrucijada del diálogo y de la colaboración entre culturas y religiones.
Aparece, sobre todo, como el sujeto de una
realización de la profundidad y de lo divino, que concuerda con las
aspiraciones de las religiones asiáticas. Él es hermano en sabiduría de los
seguidores del Tao (Dao). Su inspiración se trueca con ellos en el camino del
cielo. El espíritu del valle lo habita y le conduce a los aledaños del
hinduismo y del budismo. ¿No lo entrevió así Gandhi? La verdad religiosa del
pobre de Asís funda en la humanidad de Cristo resucitado la religión de
aquellos que viven el carácter sagrado de la creación. Esa verdad dispone a
evangelizar hierofanías, teofanías y figuras de dioses en las religiones
tradicionales. No deroga el mundo imaginario de los mitos. El sueño de los individuos
y el de los pueblos le atañe de cerca. Las potencias del símbolo conmueven a
Francisco de Asís cuando sirven para crear la unidad y la totalidad. Los
acontecimientos del monoteísmo le arrebatan, y él los discierne en el corazón
de cada cual y en la historia de la salvación. Si Francisco viaja a Oriente, es
para encontrarse, en la persona del sultán Malek al-Kamil, con el Islam,
religión del Único. Y es también para significar la paz posible a las puertas
de Jerusalén.
Esta «religión de las religiones» que la
santidad pone de manifiesto en la fe, es signo de esperanza. Atestiguando la
grandeza del hombre libre y solidario, invita a los increyentes que se mueven
por una causa generosa. Mostrando la presencia de quien se expande en la verdad
de una luz trascendente, convoca a las religiones. Dando testimonio de la
Alianza y de Jesucristo, tiene en cuenta a los judíos y une a los cristianos de
las diversas confesiones. El itinerario de Francisco de Asís ha permitido que
el papa Juan Pablo II haga de él el patrono de la ecología, contrapunto moderno
de la tecnología (29 de noviembre de 1979). Así, este «hombre pequeño», santo
de todos los tiempos, sirve al misterio de la salvación para un mundo nuevo.
[El 27 de octubre de 1986, convocada por el
beato Juan Pablo II, se celebró en Asís una jornada mundial de oración por la
paz; 25 años después, S. S. Benedicto XVI presidirá, D. m., otra jornada
semejante. El 14-IX-1986 decía Juan Pablo II: «Como es sabido, el 25 de enero
del presente año invité en San Pablo Extramuros a todos los responsables de las
Iglesias y Comunidades cristianas, así como de las demás grandes religiones del
mundo a "un encuentro especial de oración por la paz en la ciudad de Asís,
lugar que la seráfica figura de san Francisco ha transformado en centro de
fraternidad universal"».
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