Dice
san Francisco en su Testamento: «A todos los sacerdotes quiero temer, amar y
honrar como a mis señores. Y no quiero en ellos considerar pecado, porque
discierno en ellos al Hijo de Dios, y son señores míos. Y lo hago por esto,
porque nada veo corporalmente en este siglo del mismo altísimo Hijo de Dios,
sino su santísimo Cuerpo y su santísima Sangre, que ellos reciben y ellos solos
administran a los otros» (Test 8-10).
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
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