La Iglesia conmemora hoy a Moisés, profeta, guía y
legislador del pueblo de Israel. Nacido en Egipto y depositado en el Nilo para
evitar su muerte, fue sacado de las aguas por la hija del faraón, que lo adoptó
como hijo. Ya adulto, mató a un egipcio y huyó al desierto, donde se casó con
Séfora, hija de Jetró. El Señor se le apareció en la zarza ardiendo, le dijo
«Yo soy el que soy» y lo envió al faraón a pedirle la libertad del pueblo
hebreo para conducirlo a la Tierra Prometida. Después de las plagas de Egipto,
Moisés pudo sacar a su pueblo de aquel país y guiarlo a su tierra, atravesando
el mar Rojo y el desierto. En el monte Sinaí, Dios le entregó las tablas de la
Ley y se estableció la Alianza entre el Señor y el pueblo elegido. Murió lleno
de días y de méritos en el monte Nebo, en tierra de Moab, a las puertas de la
Tierra Prometida. En el Nuevo Testamento, Jesús hizo repetidas veces referencia
a Moisés, y éste apareció junto con Elías en el episodio de la Transfiguración
del Señor.
"La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres. Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio."
No hay comentarios.:
Publicar un comentario